Pandemia XV

20 de abril del 2020. Día 38 de la Cuarentena.

Hoy tendrían que haber empezado las clases.

Parte de mi educación dual es ir cada 3 meses a la escuela, entre 3 y 4 semanas, y el 20 de abril iba a ser el último bloque de mi tecnicatura de 3 años.

Unos días antes nos enteramos que las clases superiores no iban a empezar hasta el 27. Y la profesora en jefe nos mandó un mail pidiendo que nos presentáramos de todas formas ese lunes a buscar trabajo para hacer en casa durante la semana.

El estacionamiento estaba cerrado, así que tuve que estacionar afuera. Me puse el barbijo antes de salir del auto.

En la puerta de la escuela te recibían varios carteles nuevos.

Medidas de higiene, nuevas reglas, un dibujo de tres personas mostrando cómo mantener la distancia entre sí…

Abrí la puerta cubriéndome la mano con la manga del buzo.

En el salón me esperaba la profesora, siempre sonriente, y me señaló el escritorio donde habían dejado un sobre con mi nombre.

Con los anteojos empañados traté de no chocarme con nada.

Me explicó el contenido. Se despidió con un «espero que nos veamos la semana que viene».

Cuando me iba, entraba un compañero de la otra comisión, también con barbijo.

Le sonreí a modo de saludo. En el auto me acordé de que mis sonrisas no se ven.

Me sentí una idiota.

 

27 de abril del 2020. Día 45 de la Cuarentena.

Aunque, podemos seguir hablando de cuarentena ahora que están habilitando todo de a poco? Supongo que hasta que las cosas no sean como antes, sí.

Ese día también empezaba a ser obligatorio el uso de barbijo en los supermercados y en los pocos lugares públicos cerrados que podían abrir.

Yo tenía uno azul con dibujos de peces que mi cuñada había dejado en el buzón cuando le llevamos comida. Le había tocado finalmente: había estado en contacto en el hospital con un Covid positivo. No podían salir de la casa por los siguientes 14 días, bajo ningún concepto.

Ese lunes me mandó un mensaje de que estaba re podrida de no salir.

Bueno, amiga, técnicamente el país lleva 45 días en esta situación, que hayas igual salido a andar en bici cada dos días como si nada es otro tema.

En la escuela estamos obligados a usar máscara en todo el terreno: pasillos, baños, el patio. El único lugar donde no es obligatorio es en el salón durante la clase.

No podemos ser más de 15 en el salón, por suerte en mi comisión solo somos 13.

Los bancos están separados a más de 1 metro entre sí.

Tenemos que desinfectarnos las manos en la entrada, y lavárnoslas con regularidad durante las horas de clase (en los salones tenemos lavamanos).

Al baño se puede entrar de a uno, a pesar de que en el de mujeres son cerca de 24 inodoros en cubículos.

Hay una ruta delimitada en todo el edificio, de forma tal que se pueda recorrer solo en un sentido. Así, volver al salón lleva unos 3 minutos, pero ir al baño te lleva el triple de tiempo.

Está prohibido tocarnos entre nosotros.

Hay profesores y bedeles patrullando los pasillos en la pausa, llamando la atención de quienes osan estar a menos de 2 metros de los demás.

Hay carteles por todos lados recordándote las medidas de seguridad e higiene.

Todo parece extremadamente irreal.

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